¿Agujas de acupuntura de acero de hace más de 2000? La sofisticación milenaria de la acupuntura

21 de octubre de 2025
No Enfermar

En el corazón de la provincia china de Jiangxi, entre las brumas del tiempo y las capas de tierra acumuladas durante más de dos milenios, un hallazgo extraordinario ha transformado nuestra comprensión de la medicina oriental.

No se trata de textos antiguos ni de leyendas transmitidas de generación en generación, sino de algo mucho más tangible: las agujas de acupuntura más antiguas fabricadas en acero que se han encontrado hasta hoy.

Un tesoro médico enterrado con honores

La tumba del marqués de Haihun, uno de los yacimientos arqueológicos más fascinantes de China, guardaba un secreto protegido durante más de 2.000 años.

Dentro de una caja lacada decorada con pan de oro, los arqueólogos hallaron un tubo de jade que contenía unas delicadas agujas, junto a una etiqueta de madera con una inscripción reveladora: “Nueve agujas completas”.

Este detalle conecta directamente con los textos clásicos como el Huangdi Neijing, que describen un sistema de nueve tipos distintos de agujas, cada una con funciones terapéuticas específicas. Lo que antes era solo teoría ahora se confirma físicamente: las descripciones antiguas correspondían a instrumentos reales usados en la práctica médica.

Tecnología avanzada al servicio de la salud

Las agujas presentan un diámetro de entre 0,3 y 0,5 milímetros, prácticamente idéntico al de las que se utilizan hoy en acupuntura. Esta precisión milimétrica demuestra un nivel técnico sorprendente para el siglo I a.C.

Según Gu Man, director de la Academia China de Ciencias Médicas Chinas, se trata de “la evidencia física más temprana de agujas médicas de acero en China”.

Y esa elección del material no fue casual. Las agujas de hierro se oxidaban y podían causar infecciones. Las de oro o plata, aunque resistentes, eran demasiado blandas para mantener su forma. El acero resultaba la opción óptima: fuerte, preciso y duradero, aunque su fabricación exigía un dominio metalúrgico excepcional.

Este detalle sugiere una colaboración avanzada entre médicos y artesanos, una forma primitiva de ingeniería biomédica que demuestra que la medicina china ya funcionaba como un sistema técnico y profesionalizado.

Protocolos sanitarios grabados en jade y seda

El modo en que fueron halladas las agujas también habla de una conciencia médica refinada.

Estaban cuidadosamente envueltas en tejido —cuyos restos aún se conservan—, protegidas dentro del tubo de jade y, a su vez, guardadas en la caja lacada. Este triple sistema de conservación revela protocolos de higiene y esterilidad sorprendentemente modernos.

La elección del acero por su resistencia a la oxidación y la protección contra la contaminación sugieren que los médicos de la época comprendían principios básicos de asepsia y prevención de infecciones.

No eran meras ceremonias funerarias: eran procedimientos médicos conscientes, destinados a preservar la eficacia y seguridad del tratamiento.

Superando prejuicios occidentales

Durante siglos, parte del pensamiento médico occidental ha considerado la acupuntura como una “terapia alternativa” o carente de rigor científico.

Sin embargo, el hallazgo de Haihun cuestiona esa visión. No muestra un ritual místico ni una práctica supersticiosa, sino un sistema médico que ya en el siglo I a.C. perseguía la precisión instrumental, la innovación técnica y la seguridad del paciente.

Es decir, valores que hoy siguen definiendo a la medicina moderna.

Una evolución técnica de más de dos milenios

La historia de las agujas de acupuntura refleja una evolución tecnológica coherente y sostenida.

Desde los primeros instrumentos de piedra pulida hasta las finas agujas de acero, cada transición —piedra, bronce, hierro, acero— responde a una búsqueda de eficacia terapéutica y mejora técnica.

Lejos de ser una tradición estática, la medicina china muestra así una capacidad de innovación constante, basada en la observación y en la experiencia clínica acumulada.

La acupuntura, por tanto, no es un conjunto de dogmas inmutables, sino una práctica médica viva que ha sabido perfeccionarse durante más de dos mil años.

Lecciones para la medicina integrativa contemporánea

En una época en la que la medicina integrativa gana espacio y la acupuntura se aplica en hospitales y clínicas de todo el mundo, el hallazgo de Haihun ofrece una lección esencial.

No se trata de validar la acupuntura simplemente por su antigüedad, sino de reconocer su legado técnico y conceptual, y de seguir investigando sus mecanismos de acción con herramientas científicas actuales.

La arqueología no prueba la eficacia clínica de una terapia, pero sí confirma su desarrollo técnico, su sistematización y su coherencia interna. Y eso, en sí mismo, tiene un valor incalculable para entender la profundidad de esta tradición médica.

Un legado que interpela al presente

Las agujas de Haihun no son simples reliquias para vitrinas de museo. Representan un testimonio material de la búsqueda milenaria de excelencia médica.

Que hace más de dos mil años los médicos chinos colaboraran con metalúrgicos para fabricar agujas de precisión, que las conservaran con protocolos de higiene y que documentaran sus métodos en textos aún consultados, demuestra un compromiso con la salud y el conocimiento comparable al de cualquier tradición científica.

Hoy, mientras la investigación moderna explora los efectos neurofisiológicos de la acupuntura y su aplicación en el manejo del dolor, el hallazgo de Haihun nos invita a mirar el pasado con respeto y comprender cómo el ingenio, la observación y la búsqueda del bienestar humano han sido, desde hace más de dos milenios, el motor común de toda medicina.

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