La microbiota intestinal también presente en el cerebro

16 de mayo de 2024
No Enfermar

En la última década, la ciencia ha demostrado la importancia del microbioma intestinal en la salud humana, influenciando desde la digestión hasta el estado de ánimo. Sin embargo, un estudio reciente ha sorprendido a la comunidad científica: las bacterias intestinales no solo influyen de manera indirecta, sino que también pueden habitar directamente en el cerebro humano. Este hallazgo desafía todo lo que sabíamos sobre la barrera hematoencefálica y abre nuevas perspectivas sobre la relación entre el microbioma y el cerebro.

El cerebro humano es uno de los órganos más protegidos del cuerpo. La barrera hematoencefálica, una red de células que rodea los vasos sanguíneos cerebrales, actúa como un escudo, filtrando el contenido del torrente sanguíneo y protegiendo al cerebro de toxinas y patógenos. Durante mucho tiempo, se pensó que esta barrera era casi impenetrable, y que cualquier bacteria o virus que lograra atravesarla causaría inflamaciones graves, como encefalitis o meningitis, condiciones potencialmente mortales.

En la reunión anual de la Sociedad de Neurociencia en 2018, un equipo de investigadores presentó un hallazgo sorprendente: imágenes microscópicas de alta resolución mostraban la presencia de bacterias en el cerebro humano sano. Este descubrimiento fue respaldado por la secuenciación de ARN, que reveló que las bacterias encontradas pertenecen a tres filos comunes en el intestino: Firmicutes, Proteobacteria y Bacteroidetes.

El estudio de las micrografías electrónicas no solo confirmó la presencia de bacterias en el cerebro, sino que también reveló patrones intrigantes en su distribución. Las bacterias parecían agruparse dentro y alrededor de los astrocitos, las células gliales que forman parte de la barrera hematoencefálica. Además, se encontraron en abundancia alrededor de las proyecciones largas de las neuronas, particularmente en las áreas recubiertas por mielina, una sustancia grasa que facilita la conducción rápida de los impulsos nerviosos.

El descubrimiento de bacterias en el cerebro sano sugiere que estos microorganismos pueden desempeñar un papel más directo en la regulación de la actividad cerebral de lo que se pensaba anteriormente. Las bacterias podrían influir en los procesos cerebrales, incluida la actividad inmune y el desarrollo de enfermedades neurológicas. Este hallazgo abre nuevas vías de investigación sobre cómo el microbioma intestinal y el cerebro interactúan de manera más directa.

El microbioma y el estado de ánimo

Ya sabemos que los microbios intestinales afectan el estado de ánimo y el comportamiento a través del eje intestino-cerebro, una compleja red de comunicación bidireccional entre el intestino y el sistema nervioso central. Los neurotransmisores producidos por las bacterias intestinales pueden influir en el estado de ánimo, la ansiedad y el comportamiento. Ahora, con la presencia de bacterias directamente en el cerebro, es plausible que estos microorganismos puedan tener un impacto aún más inmediato en la función cerebral.

Este descubrimiento refuerza la idea de que la salud intestinal es crucial para la salud mental. Mantener un microbioma intestinal equilibrado podría ser clave para prevenir y tratar trastornos neurológicos y psiquiátricos. Una dieta rica en fibra, prebióticos y probióticos puede promover un microbioma saludable, que a su vez podría proteger y mejorar la salud cerebral.

El campo de la neurociencia se encuentra en una encrucijada emocionante. La confirmación de la presencia de bacterias en el cerebro plantea numerosas preguntas: ¿Cómo llegan estas bacterias al cerebro? ¿Qué funciones específicas desempeñan? ¿Cómo influyen en la aparición y progresión de enfermedades neurológicas?

Investigaciones futuras deberán abordar estos interrogantes, utilizando tecnologías avanzadas como la secuenciación de ARN y la microscopía electrónica para mapear la distribución y función de las bacterias cerebrales. Además, será crucial investigar cómo diferentes factores, como la dieta, los antibióticos y los probióticos, pueden influir en la presencia y actividad de estas bacterias en el cerebro.

Y a medida que avanzamos en esta nueva frontera de la neurociencia, una cosa queda clara: la salud intestinal es fundamental para la salud mental. Mantener un microbioma equilibrado no solo es crucial para la digestión y el bienestar general, sino que también puede ser vital para proteger y optimizar la función cerebral. ¡Lo que nos queda por aprender es inmenso, y cada descubrimiento nos acerca más a comprender la complejidad y la maravilla del cuerpo humano!

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